Cuando comenzamos un negocio, podemos cometer un fallo de principante: dar por hecho que tenemos un conocimiento absoluto de la situación que rodea la puesta en marcha de una empresa.
Por ello, podemos llegar a pensar que el marketing digital es un invento moderno, que adquiere vital importancia en momentos de crisis para intentar atacar al consumidor a que siga comprando pese a sus bajas posibilidades. Pues bien, eso no es marketing; es un mal uso de sus atributos positivos.
A pesar de ser el departamento de mayor importancia es uno de menor presupuesto de toda la empresa; lo que en ocasiones dificulta su labor.
La importancia del marketing
El porqué del hecho de adquirir tanta importancia se centra en que es un punto clave para la empresa; un producto puede llegar a ser vendido y finalmente consumido gracias a dos pilares básicos, que son: una buena descripción del producto, y un producto ligado a las necesidades y preferencias del consumidor al que como tal va dirigido, tareas llevadas a cabo por el departamento de marketing de la empresa, bien sea externo (contratado a fuera) o interno (que forme parte de la estructura empresarial).
Si hablamos de marketing online o mareting digital, estos pasos comienzan por definir un proceso mediante el cual elegimos un nombre comercial (Top Seal, Aprimatic, Google), elegimos un nombre de producto (Animal Cuts, Fanta, Donuts) y planificamos una estrategia comercial. Debemos saber si lo que vendemos es una bebida refrescante o queremos ofrecer servicios de mejora de un suelo industrial, y es ahí donde el marketing puede ayudarnos.
Desde tiempos inmemorables el marketing ha existido, pero no con la misma intensidad; ya que como cualquier rama social, tecnológica o científica, ha sufrido cambios; muy a principios del siglo XX por ejemplo, el marketing se basaba en anuncios en tiradas de prensa para mostrar el nuevo “invento”, ya que pocos eran los privilegiados de poderse enterar y tampoco eran eruditos ni entendidos de todo lo que a su alrededor sucedía. El marketing ayuda a crear un buen nombre y para ello no hay que desarrollar grandes proyectos.
En ese momento, la empresa tenía que explicar al 100% como se usaba su producto, ya que era totalmente desconocido; hoy en día el marketing “básico” sigue existiendo pero ha perdido toda esa fuerza; ya que ha adquirido la segunda función importante, adecuar el producto a las necesidades y gustos del cliente al que la empresa quiere dirigirse por diversos motivos.
Marketing moderno
La función que podemos llamar como básica junto con la moderna, como distinción a causa del paso del tiempo, son de suma importancia para dar lugar a la idea más fundamental de todas la satisfacción del cliente.
Esa satisfacción parte desde conocer las mejores tiendas para comprar online un paquete vacaional en Sevilla o buscar la traducción de aminoacidi ramificati del italiano al español.
Actualmente, la satisfacción del cliente como idea que engloba todas y cada una de las partes de las que se fundamenta tal departamento es totalmente valida; pero en ocasiones puede llegar a cojear en ciertos puntos por dejar alguno de ellos sin mencionar en profundidad; así es que ha surgido la necesidad de darle una mayor explicación.
Algunas funciones del marketing
Como funciones del marketing especificamos, entre otros, algunos que resaltan por su importancia:
- el crear una actitud positiva hacia el producto
- la posibilidad de comprar y repetir en un futuro (cliente vs. Consumidor)
- la satisfacción de necesidades existentes en cada uno de los momentos.
Por estas razones, y para lograr la máxima eficacia, dentro del marketing existen y son reconocidas varias ramas y varias tendencias, pero todas ellas convergen y coinciden en que conocer al cliente y a la competencia es básico para poder ofrecer un servicio de calidad, desde vender pavimentos industriales en Madrid por parte de una empresa de mantenimiento industrial hasta a vender botellas de refresco de cola por todo el mundo como hace Coca Cola.
Es por todo ello, que el marketing digital es importante: es el hilo conductor entre la empresa (producto) y el consumidor (cliente, en caso de compra repetida y posibilidad de fidelización).
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